Si ya hay demasiado para consumir, ¿qué pasará en unos años? No somos buenos proyectando el crecimiento exponencial: tocará ir improvisando.
Reproducir un archivo digital cuesta cero – cero esfuerzo y cero pesos.
Ctrl C, ctrl V y voilá: donde había un solo documento ya hay dos.
Obtener el original es la parte más compleja.
Me corrijo: era. La Inteligencia Artificial generativa se ha encargado de conjugar este tiempo al pasado.
Escribir un texto de dos páginas hoy requiere de una PC conectada a internet, un navegador, la dirección de ChatGPT y la “creatividad” de formular un prompt. Tiempo de espera: 30 segundos. Y ya está.
La puerta está abierta y nos lleva a un nuevo estadio de la comunicación humana: la era del contenido infinito.

Necesitamos unos meses para organizarlo todo, pero pronto tendremos fábricas y fábricas de contenido sintético trabajando a plena marcha.
Los ritmos serán infernales (un “periodista” digital cumple turnos ilimitados y no necesita vacaciones), la inversión reducida (no hace falta oficina, ni departamento de RR HH).
La calidad tal vez no sea la mejor, pero habrá manera de resolver el problema.
La personalización, por ejemplo: un mal texto genérico no le sirve a nadie, pero un mal texto pensado sólo para mi podría satisfacerme. Todo está en conocerme lo suficiente para utilizar referencias y estilos que me sean familiares – nada que el acceso a mi digital trail no pueda solucionar.
Si no hay datos, siempre está la iteración. Expongo 10 versiones diferentes a pequeñas muestras y selecciono la más performante; repito con variaciones de la ganadora y así al infinito, hasta llegar al resultado deseado. Más burdo, pero eficiente.
Está claro que no estamos hablando de piezas de opinión del New York Times ni de investigaciones de largo aliento. Lo que sale barato es el contenido mediocre.
Podemos esperar una mejora con el tiempo: estamos apenas al inicio.
El proceso va a seguir el camino de la web 1.0: primero el texto (incluyendo al código), luego imágenes y sonido, finalmente el video y los ambientes inmersivos. No sé cual sea el punto de llegada, pero podemos imaginar un largometraje animado producido con una laptop en sólo dos horas, con página web, redes sociales, ambiente virtual y podcast incluidos (en otro par de horas, tal vez).
¿Cómo será esta nueva era?
Para empezar, habrá un impacto enorme sobre los negocios que se basan en el contenido: frente a una oferta infinita, el precio tiende a cero.
Lo mismo dígase de las profesiones: escritor, periodista, community manager, copy. Se salvarán los mejores, los que estén un paso adelante de las máquinas (o con las máquinas).
La verdad quedará ahogada en un océano de mentiras. Nada que ya no esté pasando, pero a la enésima potencia. Frente al diluvio de mentiras e invenciones, muchos renunciarán: si saber la verdad requiere demasiado esfuerzo, se conformarán con las mentiras más cómodas.
Los algoritmos seguirán vigentes, encargados de filtrar y traer a la superficie los afortunados ganadores de la “lotería de la viralidad”. Carreras enteras se construirán gracias a 15 segundos de fama global (que tal vez le toquen a una máquina, ojo).
Y todo esto originará de unas pocas empresas, las que tienen la data, los modelos y la capacidad de cálculo para alimentar el sistema. Algo parecido a lo que pasa hoy con “la nube”.
Necesitamos un gran esfuerzo de imaginación para enfrentar lo que se viene.
Seguro hay fórmulas para hacer que estas fuerzas impacten positivamente. En nosotrxs está encontrarlas y aplicarlas.
Rápidamente.