En la R.A. somos protagonistas: cambia el punto de vista, cambia la experiencia. Esto nos hace prestar atención, más que a un mensaje tradicional. Si tu trabajo es comunicar, esto es para ti.
Bombardeados por millares de mensajes, raramente nos detenemos en uno: todos se mezclan, en una cacofonía sin fin. En este entorno, la capacidad de concentrar las miradas es inmensamente valiosa: es la economía de la atención.
Colores y sonidos en los primeros 3 segundos; efectos especiales justo al principio; una cara famosa, un lugar extraordinario: la competencia por nuestro tiempo está al rojo vivo – y no solo en la publicidad sino también en la comunicación interna y (me atrevo a agregar) interpersonal.
El average time spent en las páginas web tiende a la baja; los pulgares entrenados por el scroll infinito son siempre más rápidos; y los medios tradicionales ya no son lean forward ni lean back sino lean out, usados cómo “banda sonora oficial” del oficio o del chat de turno.

¿Cómo hacer para atraer la atención de tu audiencia? Una posible respuesta es: ponlos a hacer algo.
Sácalos de la pasividad: invítalos a participar. Entrégale una razón para salir del rol de espectador y asumir el de protagonista: si lo logras, serán tuyos por largos segundos (o incluso minutos…).
¿Pero cuál puede ser esta razón, este gancho tan poderoso que los saque de lo que estaban haciendo? Por ejemplo, la realidad aumentada.
Ojo: no estoy hablando de gafas nerdas o cascos vagamente inquietantes. Me refiero a la realidad aumentada vía móvil: una experiencia al alcance de cualquiera que tenga un celular con cámara.
Estoy hablando de face effects – que hacen uso de la cámara frontal para aumentar nuestra apariencia y el background – y world effects – dirigidos a “enchular” el mundo (o el empaque) que vemos con la cámara trasera. (( memo code: faces & spaces ))
Ambos son posibles hace décadas y han sido implementados tanto en lo funcional como en lo entretenido; sin embargo mantienen un cierto “efecto novedad” ya que van evolucionando rápida y continuamente – abriendo el campo a infinitas implementaciones creativas.
En lo funcional, ya hay sectores que están escalando soluciones. Es el ejemplo de Lancôme, con su espejo virtual (te invito a probarlo aquí, especialmente la función antes/después; te permite ver el efecto de varios productos de maquillaje en tiempo real y directamente en tu celular o PC) o de uno cualquiera de muchos servicios de Virtual Try-On (en gafas, zapatos, ropa y hasta relojes) o de posicionamiento de muebles y electrodomésticos en tu ambiente.
Pero esas son herramientas útiles en la parte baja del embudo, ya en el momento de facilitar la conversión a ventas. Yo me quiero enfocar en la oportunidad “Top Of the Funnel” – donde el factor clave no es llevar al carrito de compra (acción) sino captar la atención y hasta estimular el deseo.

Es en esa etapa temprana que la realidad aumentada puede hacer su magia y convertir un espectador pasivo en un protagonista, activamente en relación con el mensaje y la marca.
Escondida en la frase está la palabra clave: magia.
La tecnología nos está regalando un nuevo lenguaje y nuevas posibilidades de sorprender. ¿Cuántas veces pasa en una generación? Los hábitos no existen todavía y las herramientas son primitivas, pero el incentivo a experimentar es enorme: el premio para quienes lo logren es una conexión genuina y duradera con sus audiencias.
Lo más fascinante: la manera de usar este nuevo “medio” no se ha inventado todavía. Todavía estamos experimentando – y esto vale para todos, incluso los equipos de Meta, Snap, Niantic y Tik Tok que lo están popularizando en sus redes.
En algún momento del futuro tendremos formatos, best practices y casos de éxito. Por ahora, el llamado es a crear. Libremente.